El anuncio del SPW de mayo y junio va a mantener el formato adoptado en marzo-abril de 2020, o sea compila informaciones y ofrece análisis sobre la Política Sexual en Tiempos de Pandemia. No obstante la escala, la intensidad y la complejidad de las dinámicas y la crisis que resultan de la COVID-19 vuelven el trabajo de recolección, selección, compilación y análisis de las informaciones que circulan en las redes de comunicación y circuitos académicos mucho más exigente sobre todo en lo que toca el tiempo necesario para procesarlo.
Por eso la nueva edición estará disponible en julio. Mientras tanto, como para este anuncio contamos con un número substantivo de contribuciones exclusivas y muy calificadas de nuestr@s soci@s, decidimos preparar una compilación específica incluyendo los artículos escritos por Debjyoti Gosh, Lorena Moraes, Bárbara Sepúlveda y Lieta Vivaldi Macho, que analizan los efectos y las situaciones emblemáticas que surgieron en el contexto de la pandemia, además del artículo de David Paternotte publicado en el blog Engenderings que interroga el encuadramiento conceptual de “backlash” como lente de interpretación de las políticas antigénero. Nuestro agradecemiento a tod@s por la generosa colaboración y a Magaly Pazello por la traducción al español.
El artículo de Debjyoti Gosh, investigador de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, Beber o no beber: esa no es la cuestión, analisa los antecedentes, las justificativas y los problemas generados por la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas como respuesta a la pandemia en Índia y Sudáfrica. El tema quizás puede parecer marginal pero no lo es. Primero porque hay una amplia historicidad subyacente a la adopción de ese tipo de medida en situaciones de pandemia. Barbara Tuchmann, en su libro magistral sobre la peste negra en el siglo XIV en Europa, menciona, por ejemplo, que autoridades eclesiales y seculares, pero también grupos católicos fanáticos, recomendaban o imponían la prohibición de bebidas alcohólicas para aplacar la furia divina que se creía estar en la raíz de la pestilencia. Observando la escena de 2020 el artículo enfoca los casos de Índia y Sudáfrica donde la “Ley Seca” fue adoptada como política nacional. Sin embargo, en la medida en que la respuesta a la COVID-19 se presenta muy descentralizada, la prohibición de bebidas alcohólicas seguramente fue adoptada en otros contextos como en el estado de Piauí en Brasil. Gosh recuerda que hay una larga y compleja historia de la cultura del consumo de bebidas alcohólicas tanto en Índia como en Sudáfrica: el uso está enredado en las experiencias y herencias de la colonización, incluso en lo que toca las representaciones sociales y marcadores de raza, casta y género. Además, según él, hoy el uso y abuso de las bebidas alcohólicas no pueden ser desvencijados de las brutales desigualdades sociales que persisten en ambas sociedades. Uno de sus argumentos centrales es que la adopción da Ley Seca en ambos países debe ser ubicada en relación a estándares culturales y morales muy sedimentados de condenación del uso de bebidas alcohólicas. El autor llama la atención para un efecto obvio de esas políticas que es el estímulo a la producción y la venta clandestinas de bebidas alcohólicas, lo que genera todo tipo de riesgos sobre todo para la salud de las personas que las están consumiendo.
El texto de Lorena Moraes, profesora de la Universidad Federal Rural de Pernambuco, Brasil, El quehacer científico, la crisis política y la vida de las personas, también examina situaciones de arbítrios y violencia que han proliferado por efecto de la pandemia en las extremidades o en niveles micropolíticos de las lógicas de excepción. El artículo analisa eventos que ocurrieron en tres ciudades brasileñas donde se observaron tanto situaciones de pánico como de autoritarismo por parte de agentes estatales en relación al desarrollo de una investigación de ámbito nacional sobre la prevalencia del Sars-CoV-2. Esta investigación, contractada por el Ministerio de Salud, es coordinada por la Universidad Federal de Pelotas (UFPel) en sociedad con el Ibope, un instituto de opinión pública muy importante, y tiene como meta la realización de tres series de pruebas rápidas en 133 ciudades brasileñas. En las tres ciudades objeto del artículo, bien como en otras localidades, la investigación de la UFPel, aunque oficial suscitó pánico en la población y sobre todo ocasionó el impidimiento de los equipos de campo de realizar su trabajo, en algunos casos incluso han sido detenidos o se ha exigido que hicieran cuarentena. La autora examina esos problemas a la luz del caos gerencial instalado en la política brasileña y especialmente en el Ministerio de Salud. Y también llama la atención que esos eventos de pánico y arbitrio pueden ser comprendidos como efectos colaterais típicos de crisis biopolíticas. El artículo de Moraes además sugiere que si hubiesen empleado los parámetros bioéticos de las investigaciones en ciencias sociales eso podría haber prevenido los episodios de pandemonio que la investigación ha generado.
En Chile, en plena crisis de la pandemia del Sars-CoV-2, el nombramiento de Macarena Santelices para asumir el Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género provocó un amplio rechazo de los movimientos feministas. El artículo #NoTenemosMinistra: la crisis del Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género en Chile, las feministas Bárbara Sepúlveda, directora de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (ABOFEM), y Lieta Vivaldi Macho, directora del Programa Género, Derecho y Justicia Social de la Universidad Alberto Hurtado, analisan la campaña #NoTenemosMinistra y los antecedentes políticos que posibilitaran esa respuesta. Las autoras discurren criticamente sobre como, desde 2019, el Ministerio ha sido incapaz de responder a las reivindicaciones feministas de modo que pueda incluir las cuestiones LGBTTI y sobre todo apuntan hacia la incompetencia en coibir la violencia sexual perpetrada por los carabineros durante el estallido social. En ese período estaba en el puesto la ministra que renunció en marzo. La tensión en relación al ministerio llegó al clímax en mayo cuando Macarena Santelices, sobrina-nieta de Pinochet, fue nombrada sin tener ninguna experiencia en el área del ministerio, por encima ella apoyó abiertamente la represión policial durante el estallido. El repudio contundente de los movimientos feministas chilenos llevó a que Santelices renunciase en el 9 de junio (aquí las noticias sobre el caso).
El artículo Backlash: una narrativa engañosa, de David Paternotte, profesor de la Université Libre de Bruxelles, (também originalmente publicado no blog Engenderings do Gender Departament da LSE) nos brinda con una contribución singular para los debates sobre como interpretar la onda de las políticas antigénero que asistimos en Europa y América Latina desde 2013 y recientemente en los EE.UU. Paternotte examina las limitaciones del encuadramiento de la noción de backlash para captar más precisa y rigurosamente la trayectoria, la diseminación y la dirección de esas mobilizaciones. Según el autor ese encuadramiento es limitado por que recalca el carácter reactivo de movimientos conservadores frente a los logros políticos en términos de género y sexualidad. Eso resulta en la pérdida de profundidad y amplitud del fenómeno cuya genealogía antecede muchas veces las conquistas de derechos. Paternotte también subraya que la lógica del backlash dificulta el establecimiento de respuestas interseccionales a las amenazas que las políticas antigénero significan y que están relacionadas no sólo a las políticas o leyes específicas como también para el ordem político en un sentido más estructural. Para Paternotte las mobilizaciones antigénero puedem ser comprendidas tal vez como un Frankenstein, que se emancipó de su creador original (la ortodoxía católica) para adquirir contornos más heterogéneos y ambiciosos cuya contención requiere mucha claridad y creatividad conceptual y política.