Por Dr. Debjyoti Ghosh*
Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo. (“Mujeres”, Charles Bukowski)
Por millares de años los seres humanos han consumido alcohol. No obstante, sería un eufemismo afirmar que este tema es controverso. Varias personas evitan el consumo de bebida alcohólica por razones religiosas, otras la utilizan para celebrarlo. En sus diversas formas, el alcohol es considerado un manjar de los dioses, dedicado a ellos, venerado como la sangre de Cristo, pero también representa la tentación y la destrucción. Históricamente fuerzas colonizadoras también lo usaron para mantener bajo control las poblaciones nativas in algunos países. Por otro lado el placer proporcionado por las bebidas alcohólicas puede tener un resultado positivo directamente relacionado con el bien estar mental y emocional. Mientras tanto, en algunos sitios y culturas que las consomen más que otras no obligatoriamente comparten los mismos efectos dañosos y hasta de las mismas enfermedades relacionadas al consumo de alcohol. Por ejemplo, según un informe global de 2018 publicado por la Organización Mundial de Salud (OMS) sobre alcohol y salud, mientras Europa presenta los más altos niveles de consumo de alcohol, África sufre una de las más pesadas cargas por enfermedades y lesiones por su consumo.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluyen metas para reducir el abuso de substancias entre las cuales el alcohol. Según el informe las personas más pobres tienen una relación mucho peor de “daño por litro” que las personas más ricas. En general países más pobres sufren más con situaciones de abuso y adicción. Del mismo modo se observa en los países en desarrollo, que presentan mejora socioeconómica, también un alto consumo de alcohol (debido al aumento de la renta disponible) con efectos muy lesivos a la salud. Además de los problemas típicos de la adicción, el informe de la OMS menciona estudios que relacionan el alcohol a las diversas enfermedades no-transmisibles, enfermedades transmisibles y suicidio. El daño causado a los otros es muchas vezes en razón de agresiones, cuestiones comunitarias o económicas, mientras las enfermedades trasmisibles, aunque no sean directamente transferidas con el alcohol, pueden resultar de comportamientos sexuales de riesgo asociados al consumo, una vez que se nota la disminuición de las inhibiciones.
En marzo de 2020 el Director General de la OMS, Tedros Adhanom, describió la propagación del nuevo coronavírus como una pandemia que está barriendo el mundo. Desde entonces muchos países adoptaron el lockdown, o sea paralisaron casi completamente los viajes globales y locales, empresas cerraron sus actividades, personas perdieron su único medio de renta y diversas economías se encuentran al borde del precipicio. Aun donde los gobiernos no adoptaron el lockdown muchos sitios cerraron las oficinas y empezaron a trabajar remotamente para mitigar las chances de contagio. Se supone que las personas van a alejarse unas de las otras en áreas públicas y, si posible, que queden en sus casas a menos que sea absolutamente esencial salir.
En los últimos años hubo un aumento general del uso social de bebidas alcohólicasl en todo el mundo y, de acuerdo con distintos relatos, no cabe duda sobre el aumento general de la dependencia de alcohol. Muchas personas usan y abusan del alcohol. Esta substancia está asociada tanto a encuentros felices y celebraciones, como a la adicción, el abuso y la violencia. Algunas personas la usan para calmar el estado de ansiedad y, en ese período particular de incertezas causado por la COVID-19, por las crisis económica. El hecho de que las personas están cerradas sólas en sus casas o aún con personas con las cuales no tienen un relacionamiento bueno el alcohol puede ser una válvula de escape. Durante este período la venta de alcohol aumentó por encima de los 50% en Estados Unidos. Twitter, Facebook y otras redes sociales han sido invadidas por una proliferación de memes sobre eso, bien como surgieron memes sobre la falta de alcohol en determinados países que adoptaron el lockdown.
Gobiernos en todo el mundo cobran un nivel más riguroso de vigilancia para garantizar que se cumpla el “aislamiento social” – un término empleado para estimular las personas a mantener la distancia física unas de las otras en público – además de hacer con que las personas relaten cualesquier síntomas relacionados a la COVID-19. Diferentes países han respondido de forma distinta a la severidad de los lockdowns. En la mayoría de los países todos los espacios públicos donde las personas puedan reunirse – templos religiosos, centros comerciales, cinemas, parques – han sido cerrados. Así las personas pasan a tener acceso solamente a los servicios esenciales o a algunos otros servicios donde haya flexibilización del lockdown, por ejemplo cafés y restaurantes poco a poco son autorizados a servir comida para llevar. Diversos países aún han implementado toque de queda de 12 horas y movilidad extremamente limitada para sus ciudadanos.
En marzo el gobierno indiano anunció que implantaría el lockdown cuatro horas antes de empezarlo. Aunque algunos servicios ya estuvieran en desaceleración en el país y muchas personas estuviesen trabajando remotamente, la implementación de una medida de este tipo en un país con 1.300 millones de habitantes supone una enorme repercusión. Mientras se elogiaba el gobierno por sus medidas extremamente rigurosas, centenas de millares de trabajadoras/es migrantes se quedaron retenidos en las ciudades, mercancias que estaban en circulación quedaron detenidas en las carreteras, se cerró el comercio electrónico y las/los agricultores independientes quedaron con los productos excedentes en sus manos sin tener un mercado o una red de distribución para absorverlos. En contraste el gobierno sudafricano anunció la primera fase de un lockdown total cuatro días antes de la fecha para su comienzo. Varias instituciones de enseñanza y oficinas ya estaban cumpliendo con en proceso de cierre u organizando el trabajo remoto. Tanto el gobierno indiano como el sudafricano también han prohibido la venta de alcohol en los supermercados y tiendas callejeras. Las restriciones han sido suspendidas recientemente en ambos los países y la venta de bebidas alcohólicas volvió a ser permitida con algunas restricciones desde el 1er. de junio.
Los dos países tienen una historia compleja respecto al tema. El alcohol se considera como un ítem no esencial tanto en Índia como en Sudáfrica. En ambos países esa decisión sugiere que no se ha tomado en cuenta el efecto perjudicial que podría resultar sobre la economía, sobre las personas que presentan problemas de adicción y que podrían necesitar una intervención médica. Sin embargo, debido a las reglas severas y los reglamentos del lockdown, el acceso a medicinas para la abstención o intervenciones médicas era escaso y difícil.
Desde el comienzo de su democracia Índia experimenta una relación ambivalente con el tema del consumo de alcohol. En la Índia pre independencia, aunque haya mención en diversos textos antiguos, el alcohol frecuentemente era visto como uno de los males relacionados al colonialismo. Sin embargo algunos estudiosos creen que la práctica de destilar alcohol empezó en la Índia antigua. La Constitución de Índia, en el artículo 47 de la carta de Principios Fundamentales de la Política de Estado, sancionó que “el Estado debe se esforzar para prohibir el consumo de bebidas intoxicantes y de drogas perjudiciales a la salud excepto las que son utilizadas con fines medicinales”. Irónicamente, aunque mismo Gandhi haya adoptado la abstención, Índia hoy día está globalmente entre los diez principales países consumidores de alcohol. A su vez el alcohol es una de las principales fuentes de renta de muchos estados aún cuando varios de ellos han promulgado leyes que prohíben la substancia. Algunas de esas leyes han sido inspiradas por el movimiento de templanza y otras por presión ostensiva de protestas por el enfrentamiento de la violencia doméstica. La manera de manejar con el alcohol no es uniforme en el territorio nacional y aunque el alcohol sea frecuentemente vinculado a la influencia negativa extranjera igualmente se puede encontrar diferentes referencias en varios textos antiguos indianos.
Por otro lado, en Sudáfrica la prohibición del alcohol no encuentra lastro en ningún principio constitucional. Su origen puede estar relacionado a la historia más amplia del Apartheid. Mientras el alcohol era considerado una necesidad para impulsar la economía colonial, podemos también afirmar que animaba la fobia racial contra el desconocido primal. Una petición a fines del siglo XIX (que incluso siguió embasando varias decisiones del gobierno colonial y del Apartheid a lo largo del siglo XX) afirmaba que los africanos no tenían limitaciones mientras los europeos, al revés, sentían gran sensación de vergüenza. Esa diferencia era justificada por el razonamiento de que la “mente nativa” no era civilizada. Adjetivos como “desocupado”, “borracho” y “ladrón” eran atribuidos a los nativos. De eso ha resultado distintos régimens de prohibición empleados para conceder privilegios a los negros “de importancia”, por ejemplo jefes de tribo y personas cultas. Aún así esas personas eran tratadas de forma distinta. Los colonizadores dueños de haciendas de vino solían pagar a los trabajadores negros con vino crudo, empezando de esse modo una práctica que perduró por más de trecientos años. Esa práctica era considerada adecuada tanto para motivarlos como para mantenerlos bajo control. En el siglo XX la dependencia de alcohol pasó a ser considerada una enfermedad que necesita de tratamiento. Durante el régimen de Apartheid tanto los blancos como los negros accedían a los servicios sociales por que se consideraba a estas personas víctimas de la adicción, mientras la narrativa sobre el uso de alcohol por personas negras se tradujo como un compartamiento desviante de un pueblo supuestamente ya propensos a actos criminosos.
El surgimiento de la nación arco iris contribuyó para el amplio reconocimiento de que el abuso de alcohol en las capas más pobres de la sociedad presionaba las finanzas, las condiciones de vida y afectaba negativamente los miembros de la familia. Mujeres y niños han sido especialmente víctimas de ese abuso. Muchos niños nacieron con Síndrome Alcohólico Fetal. El Consejo de Investigación Médica ha repetidamente señalado para el hecho que la mayoría de los casos de trauma en sus estudios están relacionados al alcohol, cuyas víctimas son principalmente mujeres y niños. Hoy día diversas iglesias cristianas condenan la substancia y sus consumidores. A pesar de eso Sudáfrica está entre los cinco principales países en el mundo en consumo de alcohol, donde el abuso causa gran parte de los accidentes de tránsito en el país y donde la muerte de una entre cada diez personas está relacionada a la substancia.
La prohibición de alcohol durante las fases más rigurosas del lockdown en Índia y Sudáfrica ha generado reacciones distintas. Los dos países se volvieron un blanco de muchas críticas – desde el hecho que diferentes aspectos de la economía podrían ser afectados hasta la amenaza de empresas de alcohol de procesar los dos gobiernos. En diversos países alrededor del mundo, aunque hayan entrado en proceso de reclusión, se permitió la venta de alcohol. En Índia la mayoría de las tiendas de bebidas y los bares en muchos estados tuvieron que cerrar sus puertas antes del lockdown nacional. El motivo utilizado ostensivamente fue el de evitar la concentración de personas que, bajo el consumo de alcohol, podrían volverse menos cuidadosas y menos responsables. El gobierno sudafricano ha declarado lo mismo. En Sudáfrica hay diversas ciudades donde muchas personas, la gran mayoría pobres, viven bajo condiciones de aglomeración. En esas ciudades hay bodegas y casas de espetáculos donde las personas se reúnen y beben alcohol. Todos esos establecimientos permanecieron cerrados durante el lockdown.
Al interrumpir la venta regular de bebidas alcohólicas ningún de los dos países logró detener el consumo de alcohol. Al revés, los dos países alimentaron un enorme mercado paralelo y estimularon las personas a fabricar bebidas alcohólicas caseras como el hooch, licor del interior, el toddy, una cerveza de ananás etc. Mientras algunas personas, notadamente de las clases medias y altas, lograban antecipadamente abastecer sus casas con alcohol, otras han sido dejadas a su suerte. En esas situaciones personas que sufren con la adicción, pero no alcanzan pagar los precios del mercado ilegal, buscan otras substancias que igualmente causan dependencia y, muchas veces, un extremo daño. Personas en el poder obtienen altas ganacias haciendo comercio a través de los mercados ilegales en cualquier lugar del mundo. Índia y Sudáfrica no son excepción. Mantener prohibiciones de bienes que son generalmente comprados debido a una renta disponible más alta o en razón de la dependencia no impiden su compra. Las personas van a buscarlos aunque sean más caros. Ésto no solamente ha llevado a un impulso consistente hacia el comercio ilícito como también resultó en diversos casos de falsificación de dichos bienes. Asimismo hubo relatos en Índia sobre el comércio de bebidas alcohólicas falsificadas aún después de la suspensión de la prohibición – eso en razón de la demanda ultrapasar la oferta inmediata, así los especuladores sacaron provecho y lograron altas ganacias.
La exclusión del alcohol en Índia, también llamado “Modelo Gujarat” el cual ha incrementado una política restrictiva que vigora hace décadas (en parte a causa del gobierno central BJP), provocó un grave deterioro del erario estadual llevando el gobierno central a eliminar las parcelas de impuesto directo cobrado a los estados. Con la exclusión de la prohibición por el gobierno central hubo una tremenda profusión de personas haciendo cola en las puertas de las tiendas, hasta el punto que algunas tuvieron que cerrar las puertas por violación del aislamiento social lo que podría llevar a un súbito pico de casos de COVID-19. No obstante un intenso flujo de fondos empezó a correr para el tesoro de los estados. Diversos estados exprimentaron un aumento sustantivo de ventas y en Uttar Pradesh hubo un recorde de 13 millones de dólares en un solo día. Aunque inesperado el evento vienen ayudando las economías locales. Nueva Delhi instituyó el “Impuesto Corona” que representa unos 70% del total del valor de las compras de alcohol, pero eso no fue suficiente para disuadir los compradores. Irónicamente las prohibiciones implementadas en diversas partes de Índia desde antes de la pandemia no funcionan muy bien. La prohibición de alcohol en el estado de Bihar resultó en un fuerte aumento de las ventas de alcohol en los estados vecinos como en el caso del Gujarat, conocido por su mercado ilegal de alcohol, lo que sugiere la importación igualmente ilegal.
Durante el lockdown, del mismo modo que la contaminación disminuyó globalmente, en Sudáfrica los indicadores de crimenes cometidos en las calles han reducido drásticamente. El número de usuarios de abrigos de atención a víctimas de violencia doméstica también disminuyó así como las visitas hospitalares. Aunque el mismo haya sido observado en países de todos tipos con distintas realidades socioeconómicas, dirigentes de Sudáfrica atribuyen a la prohibición de alcohol la razón de eso. Aun cuando no queda dudas que pueda ocurrir casos de comportamiento irracional y violencia inducidos por el alcohol, abonar a la prohibición la reducción de robos y violencia con armas resulta un poco ridículo considerando que la nación está bajo lockdown, que hay toque de queda de 12 horas todos los días y que las personas son arrestadas si violan las instrucciones.
Dado que el erario de diversos estados indianos suspiraban de alivio luego a la suspención de la prohibición de la venta de alcohol, no importa cual sea la actitud moral sobre el uso de alcohol, es evidente que una venta más controlada y reglamentada probablemente hubiera sido más útil. El vírus viene imponiendo un impacto tremendo en las economías de todo el mundo y la industria formal de alcohol tanto en Sudáfrica como en Índia emplea muchas centenas de millares de personas. Además diversos millones de litros de cerveza estuvieron pendientes de ser descartados mismo con la producción interrumpida. Aunque sea fácil jugar con la situación en realidad es un enorme desperdicio. Afortunadamente el gobierno sudafricano hizo una excepción para permitir el transporte del excedente para los almacenes.
El hecho de que los gobiernos consideran la necesidad de monitorear el consumo de alimentos o alcohol es el síntoma de cuestiones mucho más profundas. Índia y Sudáfrica tampoco están exentos de las controversias relacionadas al consumo. Trátase de un tipo particular de paternalismo que escapa a los principios conservadores y que se vuelve principalmente en contra de los sectores más pobres de la sociedad. Sin embargo ninguna libertad es absoluta delante de lo que puede ser considerado una emergencia nacional o internacional. Los gobiernos tienen el derecho de tomar medidas que creen poder ayudar con la contención de la propagación de la pandemia, pero sin una fundamentación lógica es fácil resbalar en patrones antiguos del conservadurismo y quedarse expuestos a duras críticas. Lo que necesitan recordar es que, en una democracia, ellos son, en primeiro lugar y siempre, responsables frente a su pueblo y allí están en razón del pueblo.
*Dr. Debjyoti Ghosh es abogado de derechos humanos de Calcutá, Índia, pero vive en Johanesburgo, Sudáfrica. Él está involucrado com el activismo y los estudios LGBTQ+. Su investigación de doctorado enfocó el derecho a la salud para las personas trans en un estudio comparado de derecho constitucional en Índia, Brasil y Sudáfrica. Actualmente es investigador en el Departamento de Sociología de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, donde hace su pos doctrado enfocando el tema Ciudadanía Política.
** Esta versión fue posible gracias al trabajo genial de traducción y revisión de Magaly Pazello.