Por: Tomás Ojeda, Mariana Gaba, Isidora Paiva-Mack,
Rodrigo Sierra Rosales, Débora Fernández y Alemka Tomicic
Año: 2024
Este ensayo explora algunos de los efectos que ha tenido la publicación del ‘Informe Cass’ en Chile. Lxs autores profundizan en la relación que existe entre intervenciones género afirmativas en salud, particularmente de tipo médicas, y la mortalidad por suicidio en la población trans y no binaria. El texto discute críticamente algunos usos políticos del informe Cass que buscan restringir y/o prohibir el acceso a la salud afirmativa. Lxs autores describen el estado de la discusión en Chile y entregan claves de análisis que pueden ser de ayuda para los demás países de la región.
Introducción
En abril pasado se publicó el informe Cass: una revisión extensa sobre el estado de la atención de género afirmativa que reciben niñxs y adolescentes trans y de género no conforme, comisionada por el Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra. El informe intentó comprender las razones que explicarían el cambio en el perfil demográfico de quienes consultan en los servicios e identificar cuál sería el mejor enfoque clínico que respondería a sus necesidades. Junto con ello, la doctora Hillary Cass y su equipo revisaron el estado de la evidencia en torno al uso de intervenciones médicas y no médicas, concluyendo que el nivel de certeza que se tiene respecto de sus efectos y beneficios en menores de edad es bajo.
La publicación del informe tuvo repercusiones a nivel global. En Chile, por ejemplo, el MINSAL emitió la Circular N° 7 instruyendo a la red de salud pública que difirieran los nuevos ingresos de adolescentes que quieran iniciar sus tratamientos con bloqueadores puberales y de terapia hormonal cruzada. En junio pasado, el Ministerio de Salud convocó a representantes de las sociedades científicas del país con experiencia en el trabajo con personas trans y sus familias, para constituir un Panel de Expertxs que contribuya con la elaboración de “lineamientos técnicos” que orienten la prestación de terapia hormonal género afirmativa en adolescentes. Además, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó la conformación de una Comisión Investigadora sobre el funcionamiento de los programas de salud trans del país. En esta comisión se espera escuchar a expertxs de la sociedad civil y la academia, así como a los testimonios de usuarixs del sistema y sus familias.
Si bien el foco de la discusión ha estado sobre los aspectos médicos de la atención género afirmativa, otra de las dimensiones del debate ha girado en torno a las problemáticas de salud mental de las personas trans, entre ellas el suicidio, y su relación con el acceso a la salud afirmativa.
A raíz de la publicación del informe Cass, algunos medios de prensa, columnistas y activistas han difundido información que afirma que no existiría evidencia concluyente que permita dar cuenta del impacto positivo que tiene la atención de género afirmativa en el bienestar de las personas trans y no binarias. Entre las descuidadas y desprolijas afirmaciones que han circulado recientemente, se ha sugerido que la evidencia en torno al suicidio, en tanto problema de salud pública trans-específica, ha sido utilizada como “amenaza” y, por ende, como estrategia coercitiva por parte del “activismo trans” con el fin de “obligar” o “empujar” a padres, madres y/o redes familiares para que apoyen la transición de sus hijxs. Más que querer contribuir a un debate serio y cuidadoso sobre el suicidio, estas publicaciones instalan dudas sobre la evidencia disponible en torno al tema y la relación que existe entre suicidalidad y diversos estresores sociales, como lo son la falta de apoyo familiar, las barreras de acceso a la salud, la discriminación y desafirmación de género, entre otros.
Si bien el uso e interpretación de la epidemiología sobre suicidio hay que evaluarla en su mérito atendiendo a la ética del caso a caso, nos preocupa que—respecto de las discusiones actuales en torno a la salud de género afirmativa—se relativice la evidencia que existe en relación a este riesgo de salud. Y, con ello, que se desestime el impacto de intervenciones e iniciativas legislativas que buscan prohibir, restringir o negar el derecho a la salud que tienen las personas LGBTQIA+.
Para contribuir a una discusión responsable y basada en la evidencia, en este ensayo nos proponemos abordar tres temas: 1) revisaremos parte de la evidencia en torno al complejo fenómeno del suicidio, prestando atención a la singularidad de la experiencia de las vidas trans, un conjunto social particularmente vulnerable en Chile; 2) situaremos la discusión en relación al informe Cass, contextualizando sus principales hallazgos y críticas; 3) analizaremos la relación que existe entre intervenciones género afirmativas, particularmente de tipo médicas, y la mortalidad por suicidio, discutiendo críticamente algunos usos políticos que se han hecho de la evidencia revisada en el informe. Esto último, a nuestro juicio, atentaría contra el derecho a la salud de las personas trans, no binarias y de género diverso.
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