Por Françoise Girard
Originalmente publicado en The Famous Feminist
Traducción: akahata
La sexta conferencia Women Deliver (WD2023), que tuvo lugar en Ruanda del 17 al 20 de julio, se presentó como la reunión más grande del mundo sobre la salud, los derechos y el bienestar de las niñas y las mujeres. Celebrado en África por primera vez, el WD2023 reunió a más de 6.000 activistas, líderes de ONG, investigadorxs, funcionarixs gubernamentales, donantes, empresarixs y jóvenes, incluidas niñas y adolescentes, todxs lxs cuales habían viajado a Kigali para promover la igualdad de género y los derechos humanos.
Al iniciar el WD2023, el entusiasmo y la determinación eran palpables. El gran número de feministas africanas hizo de la conferencia una vibrante oportunidad para aprender de aquellas cuya experiencia no se refleja lo suficiente en los debates y soluciones globales. Personalmente, estuve encantada de volver a conectarme con muchxs viejxs amigxs (por fin, en persona, después de la COVID) y de conocer a muchas jóvenes feministas brillantes, que aportaron su creatividad, energía y compromiso a los debates.
Tenía dudas sobre Ruanda como país anfitrión. Ruanda es elogiada (y con razón) por tener un 61,3% de mujeres en el Parlamento y un 55% en el gabinete de Ministros. Como resultado, las mujeres han superado la barrera del género en muchas profesiones y trabajan como pilotos de líneas aéreas, albañiles, carpinteras, cirujanas y camioneras. Mi taxista en Kigali era una mujer que trabajaba por cuenta propia, en un trabajo que solía ser hostil para las mujeres. Se han abierto centros de cuidado infantil (aunque hasta ahora atendidos por voluntarixs) en todo el país para facilitar el reingreso de las madres jóvenes a la fuerza laboral, y el apoyo directo a los hogares encabezados por mujeres sigue siendo una prioridad del gobierno.
Ruanda también es muy admirada en todo el mundo por participar en (algunos dirían que imponer) la reconciliación nacional, y por su reconstrucción después del aterrador genocidio de 1994. Kigali es una ciudad limpia, verde, segura, agradable y ordenada, y el país está desarrollando su sector tecnológico. Ruanda es actualmente el favorito de los donantes de ayuda internacional y particularmente del gobierno de Estados Unidos, que han tratado de expiar su inacción en 1994.
Pero el presidente Paul Kagame, de 65 años, que está en el poder desde 2000, es un autócrata. Su gobierno mantiene un estricto control sobre el gobierno, la política, los medios de comunicación y la sociedad civil. Es probable que Kagame sea presidente vitalicio, ya que la Constitución de Ruanda fue enmendada en 2015 para eliminar los límites al mandato presidencial. Podría decirse que parte de este control estuvo justificado después de 1994, y tal vez incluso hoy. Pero no justifica las milicias armadas respaldadas por Ruanda que desestabilizan a su vecina, la República Democrática del Congo, el asesinato de opositores políticos en el extranjero (que Kagame parece haber admitido públicamente), el cierre de grupos de derechos humanos o la censura de los medios. Ningún activista o periodista ruandés con quien hablé en WD2023 estaba dispuestx a decir nada remotamente crítico con su gobierno.
Afortunadamente, la actual reacción geopolítica contra la democracia, los derechos humanos y la igualdad de género ocupó un lugar destacado en la agenda de la conferencia. En la conferencia de prensa oficial previa a la inauguración, la presidenta de la junta directiva de Women Deliver y ex vicepresidenta de Sudáfrica, Phumzile Mlambo-Ngcuka, habló elocuentemente sobre la imposibilidad de lograr la igualdad racial y de género sin democracias abiertas. Helen Clark, ex primera ministra de Nueva Zelanda, denunció la creciente influencia del movimiento global antiderechos: “Seamos realistas, ha tenido voz y poder hasta la Corte Suprema y las legislaturas de Estados Unidos de América, pasando por el Parlamento de Uganda que toma medidas enérgicas contra los derechos LGBTQI+, o llegando a Rusia que prohíbe la cirugía de reasignación de género”. Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda, mencionó el accidentado historial de Ruanda en materia de derechos humanos.
En este contexto prometedor, fue impactante ver a lxs participantes del WD2023 sometidxs a una ceremonia de apertura sobre “el estado actual de la igualdad de las mujeres” que contó con la participación no anunciada de la presidenta de Hungría, Katalin Novák, líder de las fuerzas de extrema derecha en Europa y alrededores. Muchos de lxs presentes no tenían idea de quién es Novák y qué representa, pero quienes sí lo sabían apenas podían creer lo que oían y veían. Marie Lussier, responsable de promoción de Médicos del Mundo en París, me dijo que ella y sus colegas salieron de la ceremonia “aturdidas, atónitas, en un momento surrealista”. Estaba horrorizada y enojada. ¡¿Qué esta pasando?! ¿Quién la había invitado y con qué propósito?
Para comprender plenamente el peligro, permítanme describir las credenciales de extrema derecha de la presidenta Novák y lo que Hungría representa hoy. Novák, de 45 años, comenzó su carrera como diplomática en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Hungría. A lo largo de los años, ha ascendido constantemente en las filas del Fidesz, el partido político ultranacionalista y autoritario dirigido por Viktor Orbán, primer ministro de Hungría desde 2010.
Desde que llegó al poder, Orbán ha destruido sistemáticamente las instituciones democráticas de Hungría. Ha comprometido la independencia judicial, incluso llenando el Tribunal Constitucional de leales al Fidesz. Ha puesto en peligro la libertad de prensa al tomar el control de los medios estatales, construir su propio imperio mediático y someter a los medios independientes restantes bajo presión política, económica y regulatoria. En 2020, la Unidad de Inteligencia de The Economist calificó a Hungría como una ” democracia defectuosa”, mientras que Freedom House ya no considera a Hungría una democracia.
Fidesz ha arrojado mentiras antisemitas contra el filántropo George Soros y su trabajo para promover la democracia y los derechos humanos en Hungría (su país natal). El partido afirma defender los “valores cristianos de Europa” oponiéndose activamente al aborto, los derechos LGBTQ y la inmigración. Orbán ha discutido continuamente con la UE sobre estos acontecimientos. Mientras el WD2023 se desarrollaba en Kigali, Orbán estaba en Rumania, arremetiendo contra Bruselas por su “ofensiva LGBTQ” y por rechazar la “herencia cristiana” de Europa al promover la inmigración.
En 2014, Novák fue nombrada secretaria de Estado de Asuntos de Familia y Juventud. En ese cargo, fue anfitriona de la Cumbre de la Familia de Budapest de 2017, un evento internacional de cuatro días que abarcó: el Congreso Mundial de las Familias (WCF, por sus siglas en inglés, un evento de extrema derecha anual), donde Rusia desempeña un papel clave; y el foro One of Us de lucha contra las organizaciones abortistas. También representó a Hungría en negociaciones sobre política social en la ONU y la Comisión Europea. En una entrevista de 2020, dejó clara su posición: “He estado participando en discusiones [con la Comisión Europea] durante siete años y podría recitar sin cesar esos documentos con un trasfondo de ideología de género que quieren forzar sobre nosotros. Naturalmente, en estas guerras de ideas necesitamos aliados”.
¿Qué aliados? Se sabe que Novák tiene vínculos con la extrema derecha rusa. Un informe de 2021 realizado por periodistas de investigación de VSquare documentó esos contactos. En el informe, Rémy Bonny, politólogo belga y activista LGBTQI, explicó que “la lucha internacional de Rusia contra los derechos LGBTQI es una parte inherente de su estrategia para socavar la democracia liberal de la Unión Europea. A través de redes homofóbicas internacionales, la inteligencia rusa estableció contactos con representantes del gobierno húngaro. Desde entonces, los derechos LGBTQI en Hungría han ido retrocediendo y el país ha estado vetando la evolución de los derechos LGBTQI a nivel de la UE. Los contactos de Hungría con Rusia ponen en peligro su seguridad nacional (y la de la UE).”
Novák fue elegida miembro del Parlamento en 2018 y se convirtió en ministra de Asuntos Familiares de 2020 a 2021. Como miembro del Parlamento, Novák votó en contra de que Hungría se uniera a la Convención de Estambul sobre la violencia contra las mujeres, el principal tratado del Consejo de Europa sobre este tema. Como ministra de Asuntos Familiares, Novák declaró que las mujeres deberían contentarse con ganar menos y ocupar puestos más bajos que los hombres, y que “el cristianismo es el destino de Europa y Hungría”.
Durante su mandato en el Parlamento, Novák también encabezó la Red Política por los Valores (PNfV), una organización con sede en España que equipa a políticos de derecha en Europa y América con estrategias electorales basadas en argumentos antiaborto, antiLGBTQ y antifeministas. La junta directiva del PNfV está presidida por José Antonio Kast, fundador del ultraderechista Partido Republicano de Chile, y en ella figura la notoria Sharon Slater, del grupo cristiano estadounidense Family Watch International (designado como grupo de odio por el Southern Poverty Law Center). El Consejo Asesor del PNfV incluye notables figuras políticas de derecha como Angela Gandra, exsecretaria de la Familia en el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil; mientras que Elyssa Koren de Alliance Defending Freedom, el grupo legal cristiano involucrado en el caso Dobbs que anuló el derecho al aborto en EE.UU., forma parte del consejo de expertos del PNfV. Novák acogió la cuarta Cumbre Transatlántica del PNfV en Budapest en mayo de 2022.
Continuando con su ascenso, Novák fue elegida presidenta de Hungría por el Parlamento en 2022. En su primer discurso en ese cargo, “pidió la ayuda de Dios y prometió ser una buena jefa de Estado que defienda a la familia como base de la soberanía”. Ella es la verdadera figura de la extrema derecha.
Pero eso no es todo. En 2020, Hungría prohibió la adopción por parte de parejas del mismo sexo y prohibió a las personas transgénero cambiar su género legal en sus documentos de identidad. Al mismo tiempo, se enmendó la Constitución de Hungría para definir el matrimonio como entre un hombre y una mujer. En 2021, el Parlamento de Hungría aprobó una ley que equipara la homosexualidad con la pedofilia y prohíbe compartir con menores información que promueva o represente “divergencia de la propia identidad correspondiente al sexo al nacer, el cambio de sexo o la homosexualidad”. La ley también prohibió los temas LGBTQ en la televisión diurna y prohibió a las empresas realizar campañas de solidaridad con la comunidad LGBTQ (te hace pensar en la campaña MAGA contra Bud Light en EE. UU., ¿no? El mismo manual). Novák votó a favor de esa ley.
La aplicación de la ley antiLGBTQ de 2021 por parte del gobierno húngaro está aumentando. Las librerías Lira y Libri han sido multadas recientemente por vender libros que, según el gobierno, “promueven la homosexualidad” entre los jóvenes. A principios de julio de 2023, justo antes de que Novák llegara a Kigali, Lira recibió una multa de 36.000 dólares porque mostraba “Heartstopper”, un romance adolescente entre dos chicos de secundaria.
Quince miembros de la UE, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo han impugnado la validez de la ley antiLGBTQ de 2021 ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Pero eso no detuvo al Fidesz, que a principios de este año presentó un proyecto de ley de denuncia de irregularidades que habría permitido denunciar de forma anónima violaciones del “estilo de vida húngaro”, incluidas violaciones del “papel constitucionalmente reconocido del matrimonio y la familia” o el “derecho a niños a identificarse con su género de nacimiento”. Los críticos señalaron que esto podría haber llevado a la denuncia de que padres del mismo sexo criaran a sus propios hijos. Sorprendentemente, en abril de 2023, Novák vetó el proyecto de ley de denuncia de irregularidades, argumentando que no cumplía con los estándares de la UE. Los comentaristas argumentaron que esto podría haber sido un movimiento táctico para posicionar a Novák como una cara más presentable del Fidesz. (La ley fue finalmente adoptada sin las disposiciones sobre el “estilo de vida húngaro”).
Y Novák es muy hábil y refinada: sabiendo muy bien que estaba en una conferencia sobre igualdad de género, recibió su primer aplauso en Kigali al señalar que es “la primera mujer presidenta de [su] país”. Hizo varias declaraciones que ninguna feminista encontraría objetables: que “necesitamos más mujeres en la vida pública” y que, como joven diplomática, se preguntaba si ella también “podría cumplir [su] sueño de ser madre”. ” ¿Quién puede estar en desacuerdo con eso?
Pero, de todos los problemas que enfrentan las mujeres y las niñas en Hungría, Novák centró sus comentarios en el WD2023 casi exclusivamente en la cuestión demográfica. Su hija de 15 años debería poder hacer realidad sus sueños profesionales, afirmó Novák con una amplia sonrisa, incluso “si quisiera tener diez hijos”. Reutilizando la terminología feminista, Novák argumentó que tener “tantos hijos como quieran” era la “verdadera libertad de elección” de las mujeres. Luego se quitó la máscara: “¿Te imaginas que ningún país europeo alcance la tasa de fertilidad [de reemplazo] de dos [niños]? Esto significa que prácticamente nos estamos suicidando, simplemente estamos bajando por esa pendiente. Hungría ha perdido el 10 por ciento de su población en las últimas décadas debido a la baja fertilidad”. Dada su firme postura antiinmigración y antimusulmana y las crecientes muertes de inmigrantes que intentaban llegar a Europa, fue particularmente escalofriante escuchar a Novák decir esto en África.
Luego, Novák promocionó su período de ocho años en asuntos familiares por haber aumentado la tasa de fertilidad de Hungría en un 25% en diez años (todavía es sólo 1,56 hijos por mujer), con el número de matrimonios duplicándose (¡imagínese si permitieran el matrimonio entre personas del mismo sexo!). Las madres de cuatro hijos o más, señaló, ahora están exentas del impuesto sobre la renta personal de por vida (sin importar que es poco probable que estas mujeres sobrecargadas ganen grandes sumas de dinero). La moderadora Femi Oke, una locutor experimentada, no hizo preguntas adicionales. La oficina de Novák produjo inmediatamente dos videos ingeniosos y varios tweets que la mostraban en el escenario de WD2023 como campeona mundial femenina.
En una carta a Women Deliver esa misma semana, 131 grupos feministas y 140 activistas de todo el mundo se declararon “sorprendidxs y enojadxs” porque a Novák se le hubiera dado esta plataforma. Lxs organizadores de WD2023 emitieron un comunicado de prensa donde afirmaban haber tenido poco control sobre la ceremonia de apertura. Al parecer, fue el presidente de Ruanda, Paul Kagame, quien invitó a Novák a hablar, y quien también invitó al presidente de Senegal, Macky Sall, y a la presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde.
Maliha Khan, directora ejecutiva de Women Deliver, añadió que “las opiniones de la presidenta Novak sobre la igualdad de género, la inclusión y la salud y los derechos sexuales y reproductivos no están de ninguna manera alineadas con las opiniones de Women Deliver, por lo que me alegro de que haya una reacción violenta”. Sin embargo, señaló Lussier, en ningún momento Women Deliver alertó a los grupos feministas sobre la participación planeada de Novák para permitirles educar y organizar a la gente presente. Tampoco, como señalaron las feministas húngaras que escribieron a Khan para expresar su decepción, Novák fue cuestionada sobre el historial de derechos humanos de Hungría en el escenario durante el evento. Mi corazón estaba con estoxs valientes activistas húngarxs cuando leí su carta: “Hemos estado trabajando en primera línea luchando contra los movimientos antiderechos en nuestro país en un contexto político muy difícil y complicado durante varios años. Esperábamos llegar a un espacio seguro con valores y compromisos compartidos. Ayer confiábamos en el poder y la solidaridad de Women Deliver. En cambio, sentimos que nos dejaron atrás y nos olvidaron”.
El papel destacado de Novák en una conferencia privada anunciada como un espacio de solidaridad y convergencia fue ciertamente impactante. WD2023 no fue una reunión de la ONU donde todos los países comparten el podio sin importar su historial en materia de derechos humanos. Pero la aparición estelar de Novák debe entenderse como algo más que un error garrafal por parte de lxs organizadores de WD2023: fue una oportunidad para que Novák normalizara las opiniones extremistas antigénero y antidemocracia, precisamente presentándolas de manera destacada dentro de un espacio destinado a promover los derechos de las mujeres. Una oportunidad que las fuerzas de extrema derecha claramente habían planeado.
Neil Datta, director ejecutivo del Foro Parlamentario Europeo, que sigue de cerca las actividades de extrema derecha, lo dijo muy claro en una sesión plenaria de WD2023 al día siguiente cuando se le preguntó sobre el riesgo que representa este movimiento: “Esto no es conservadurismo social tradicional. Se trata de un fenómeno completamente nuevo, un movimiento profesional transnacional, activo en todos los niveles contra los derechos y la igualdad. Y allí estaba ella, justo en nuestro seno”.
Exactamente. Si la oposición está en todas partes, si ningún lugar es seguro, ¿por qué continuar la lucha? Este tipo de táctica tiene como objetivo desarmar, desestabilizar y desalentar a actores feministas, que siguen siendo una de las principales fuerzas contra los agentes antidemocráticos de extrema derecha.
¿Por qué entonces el presidente Kagame tomó la decisión de situar a Novák en el centro de esta conferencia? Novák no estuvo en Kigali sólo para el WD2023. Se encontraba en una visita oficial a Ruanda, una primera visita “histórica” de un presidente de Hungría a ese país. Como resultado de la visita, Hungría y Ruanda firmaron tres acuerdos de cooperación: sobre becas, educación nuclear y tecnología del agua. Al final de su viaje, el presidente Kagame anunció que Ruanda pronto establecería una representación diplomática en Hungría, y Novák lo invitó a la IV Cumbre Demográfica de Budapest (otra reunión de la extrema derecha) en septiembre de 2023. Luego, Novák viajó a Tanzania para una segunda visita oficial, donde firmó otro acuerdo de cooperación. Es evidente que la extrema derecha europea ha decidido intensificar su relación con el África subsahariana, y esto obviamente le convenía a Kagame.
“Desde Mike Pence hasta Marion Maréchal, la derecha cristiana ultraconservadora de todo el mundo asistió a la IV Cumbre Demográfica organizada por Orban en Budapest para discutir las restricciones al aborto y a la educación sexual. La organización de derechos de las mujeres @NokertE protestó el evento.”
También me sorprendió la invitación de Kagame a Macky Sall de Senegal. Sall, de 61 años, había planteado hasta principios de julio de 2023 la posibilidad de buscar un tercer mandato inconstitucional, lo que desató protestas que duraron meses. También ha tratado de descalificar a sus oponentes para postularse para cargos públicos. Más de 500 manifestantes se encuentran actualmente en prisión y decenas han sido asesinadxs por militares.
Y a diferencia de Kagame, Sall no es conocido por su trayectoria en materia de derechos de las mujeres. La venerada académica feminista senegalesa Fatou Sow me dijo desde Dakar que “Sall vino [a WD2023] gracias a Kagame. Quería estar con Kagame, que es el tipo genial que muchos líderes africanos admiran. ¡A Sall le importan un comino los derechos de las mujeres!” Y efectivamente: en el escenario del WD2023, Sall no asumió compromisos importantes, sino que elogió el Código de Familia de Senegal, de 50 años de antigüedad, que sigue repleto de disposiciones que discriminan a las mujeres. Recién en 2020 se criminalizaron la violación y la pedofilia en Senegal, después de que varios asesinatos de mujeres muy publicitados repugnaran a la opinión pública. Los matrimonios forzados, los matrimonios infantiles y la mutilación genital femenina siguen siendo prácticas comunes en todo el país. El aborto todavía está penalizado, aunque Senegal ratificó el Protocolo de Maputo sobre los derechos de las mujeres en África de 2004 (su artículo 14 establece el derecho al aborto en casos de agresión sexual, violación, incesto y peligro para la vida, la salud mental o física de la mujer). Más de 50 mujeres senegalesas se encuentran actualmente en prisión por “infanticidio” y aborto ilegal.
Durante sus 11 años de mandato, y a pesar de los comentarios previos a la presidencia que sugerían que sería un líder más abierto, Sall ha defendido la criminalización de los “actos antinaturales” en Senegal. Recientemente expresó su apoyo público a una estrella del fútbol senegalés que se opuso a la exhibición de banderas del orgullo durante un partido. No sorprende que los ataques contra la comunidad LGBTQI de Senegal hayan aumentado durante la última década.
El año pasado, Senegal firmó el Consenso de Ginebra, la alianza antiaborto y antiLGBTQI de más de 30 gobiernos que fue lanzada en 2020 por la administración de Trump. ¡Y sorpresa, sorpresa! Hungría preside actualmente el Consenso de Ginebra, después de que Estados Unidos y Brasil se retiraran tras las elecciones de Biden y Lula, respectivamente. Era preocupante ver a Sall y Novák juntxs en ese escenario.
En ese contexto, vale la pena observar la evolución de la relación de los países africanos con Rusia. Rusia ha intentado en los últimos años reactivar su influencia en el continente. En 2019, el presidente Putin organizó una primera Cumbre Rusia-África, a la que asistieron 43 jefes de Estado africanos. Con lazos anticoloniales forjados en la época soviética, muchos de ellos habían mantenido relaciones diplomáticas privilegiadas con Rusia y una postura de relativa no alineación con Occidente. De manera inquietante, se cree que el grupo mercenario ruso Wagner estuvo involucrado en recientes golpes militares en Mali, Burkina Faso, Guinea y ahora Níger, y está activo en Sudán, Libia y la República Centroafricana.
La invasión de Ucrania en 2022 puso a los países africanos en una posición complicada. En marzo de 2022, 17 países africanos se abstuvieron en la votación de la Asamblea General de la ONU que condenaba la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Pero las poblaciones africanas enfrentan graves dificultades como resultado del incumplimiento por parte de Rusia del acuerdo de cereales con Ucrania mediado por la ONU, con suministros de alimentos en peligro y precios de combustible en aumento.
Sall visitó Moscú en junio de 2022 como presidente de la Unión Africana, donde pidió el fin de la guerra, aunque sin señalar a Rusia. Visitó Ucrania y Rusia en junio de 2023 como parte de una delegación de líderes africanos, y estuvo nuevamente en San Petersburgo hace apenas unos días, los días 27 y 28 de julio de 2023, para la segunda Cumbre Rusia-África. Se dice que sólo 17 jefes de Estado africanos asistieron a esta última Cumbre. En un esfuerzo por controlar los daños, Putin prometió entregas especiales de cereales a seis de los países africanos presentes en la Cumbre. Yevgeny Prigozhin, el comandante de Wagner que supuestamente estaba exiliado en Bielorrusia (pero aparentemente se había reconciliado con Putin), hizo una aparición sorpresa al margen de la Cumbre para saludar a sus clientes africanos.
Rusia ha tratado de encontrar áreas adicionales de terreno común con los líderes africanos. Durante la última década, Putin ha denunciado repetidamente y cada vez más la “ideología de género” (que equipara con los derechos sexuales y reproductivos, los derechos LGBTQ y la justicia de género), mientras que su estrecho aliado, el patriarca ortodoxo ruso Kirill, ha justificado la invasión de Ucrania como una batalla de civilización contra los valores occidentales de quienes organizan desfiles del orgullo gay. El subcontinente africano es un espacio de actividad en rápido aumento por parte de actores antigénero de Europa y Estados Unidos, y el África francófona, que ha permanecido aislada por diversas razones, presenta nuevas oportunidades para estos grupos. Cuando la Cumbre Rusia-África de 2023 llegó a su fin, Putin denunció explícitamente “la agenda de género” y buscó “representar a Rusia como un aliado espiritual de África, como un bastión de valores conservadores, en contraste con un Occidente impío”.
¿Fue Kigali el momento en que el movimiento antigénero europeo de extrema derecha logró profundizar su compromiso con líderes africanos clave como Kagame? ¿Se unirán más países africanos al Consenso de Ginebra o adoptarán leyes antiLGBTQ? ¿Surgirán nuevas alianzas en la Cumbre Demográfica de Budapest en septiembre de 2023, o cuando el PNfV organice su V Cumbre Transatlántica en la sede de la ONU en Nueva York en noviembre de 2023? Pronto lo veremos.
En solidaridad feminista, determinación y autocuidado,
FG
Nota
: FMUS se tomará libre el mes de agosto para un merecido descanso. ¡Volveré en septiembre!